En éste ejercicio debimos escribir, sin pensar demasiado, de dónde vienen una serie de cosas que nos fueron planteadas, intentando dar explicaciones creativas, incluso poéticas, si nos apetecía.
Después debimos elegir una de las explicaciones cortas y escribir un relato breve utilizando esa premisa.
Allá va la mía.
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La gente suele creer que ellos tienen una idea, un sueño o una meta, y después se ponen a trabajar para llegar a conseguirla. Pero están equivocados. No quiero decir con esto que sean ignorantes, es sólo que no conocen la existencia de los Suelins. Éstos seres pequeñitos, parecidos a los duendes, viven en el futuro.
El futuro es un lugar desconocido para los humanos, ya que ellos sólo pueden vivir en el presente, por mucho que se empeñen en no hacerlo. Como no conocen el futuro, no saben que es mucho más amplio que el presente, es tan grande que el ahora sólo puede abarcar una pequeña parte de él, como una tiza que va trazando una línea por una pared.
Al contrario que los humanos, los Suelins pueden viajar del futuro al presente y viceversa. Son seres muy manipuladores y competitivos, por eso les gusta dirigir a los humanos hacia donde a ellos les parece. Para eso, miran lo que pasa en el futuro y le llevan una pequeña parte de él a los humanos, con la esperanza de que sigan ese camino, y no el de otro Suelin distinto.
Por ejemplo, Marta no sabía porqué pero estaba convencida de que quería ser doctora. Así que se esforzaba tenazmente en sacar buenas notas para poder ir a la universidad. Lo que Marta no sabía era que un Suelin lo había visto siendo doctora y había ido colocando algunas pistas en su presente, y ella había decidido prestarles atención: un viejo fonendoscopio en el patio del colegio con el que ganó la admiración de sus compañeros, un hermanito enfermo al que curó con su zumo especial, una bata blanca del laboratorio de química del instituto que le hacía una figura estupenda... Todo obra de un ambicioso Suelin decidido a llevarla donde él había mirado.
Pero no todos los Suelins tiran en la misma dirección, en el caso de Marta, otra de éstas traviesas criaturillas había visto cómo la joven iniciaba una excitante aventura a lo largo del mundo. Recién cumplidos los 18 años se armaba con una mochila y se dedicaba a la vida nómada, recorriendo país tras país, con una vida austera en comodidades pero rica en experiencias. Ése Suelin también hizo de las suyas, colocando entre sus regalos de cumpleaños un globo terráqueo de madera tallada a mano por su padre y un libro de un tal Fog, que recorría el mundo entero en tan sólo 80 días. Además, lo terció todo para que en sus vacaciones en la playa a los 15 años se encontrase con un joven surfero de cabello rubio que recorría el mundo en busca de la ola perfecta.
Y así, en cada una de nuestras vidas humanas, cientos de Suelins nos van dejando pistas de lo que haremos mañana. Todo depende de la atención que queramos prestarle a cada una de ellas.
Por cierto, da la casualidad de que cuando Marta y sus compañeros de clase vayan a elegir viaje de fin de curso, habrá una estupenda oferta de un crucero por varios países mediterráneos. Lo sé porque lo saben los Suelins.
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